La energía solar es una fuente sostenible y cada vez más popular de electricidad en todo el mundo. Sin embargo, muchas personas asumen que más sol y calor equivalen a una mayor producción de energía. En realidad, el calor excesivo puede afectar negativamente la eficiencia de los paneles solares, reduciendo su producción de energía.
Los paneles fotovoltaicos (PV) convierten la luz solar en electricidad, pero su eficiencia está influenciada por la temperatura. La mayoría de los paneles solares funcionan óptimamente a aproximadamente 25°C (77°F). Cuando las temperaturas superan este nivel, la eficiencia del panel disminuye. Esto se debe a las propiedades intrínsecas de los materiales semiconductores, que experimentan un aumento en la resistencia eléctrica y una reducción en el voltaje de salida a medida que aumenta la temperatura.
Los paneles solares tienen un coeficiente de temperatura que indica la tasa de disminución de eficiencia por cada grado de aumento por encima de la temperatura óptima. Por ejemplo, un panel con un coeficiente de temperatura de -0.5% por grado Celsius perderá un 0.5% de eficiencia por cada grado sobre los 25°C. En climas cálidos, donde la temperatura de los paneles puede alcanzar los 60°C (140°F) o más, las pérdidas de eficiencia pueden ser significativas.
Para contrarrestar las pérdidas de eficiencia relacionadas con el calor, los fabricantes e instaladores aplican varias estrategias:
Si bien los paneles solares funcionan mejor en condiciones soleadas, el calor excesivo puede reducir su eficiencia. Aplicar técnicas de instalación adecuadas y elegir paneles de alta calidad con coeficientes de temperatura más bajos pueden ayudar a mitigar estos efectos. Al comprender y gestionar las pérdidas de eficiencia relacionadas con la temperatura, los sistemas de energía solar pueden mantener un alto rendimiento incluso en climas cálidos.